sábado, 13 de marzo de 2021

Mujer y Poesía: Juana Ibarbourou y Wislawa Szymborska

Juana de Ibarbourou

Juana Fernández Morales nació en Meló, Uruguay en 1892. A los veinte años se casó con el capitán Lucas Ibarbourou del cual adoptó el apellido.
Juana de Ibarbourou, Juana de América, es considerada una de las voces más personales de la lírica hispanoamericana de principios del siglo XX.
Sus primeros poemas aparecieron en periódicos de la capital uruguaya bajo el seudónimo de Jeannette d’Ibar. Comenzó su trayectoria poética con una serie de poemarios marcados por el modernismo. Su temática tendía a la exaltación sentimental de la entrega amorosa, de la maternidad, de la belleza física y de la naturaleza.
Poco a poco su poesía va cambiando ganado en efusividad y sinceridad. Su continua evolución se ha comparado con el ciclo de la vida humana; se ha dicho que Las lenguas de diamante (1919) equivalen al nacimiento, a la vida, Raíz salvaje (1922) a la apasionada juventud, La rosa de los vientos (1930) a la madurez y Perdida (1950) a la vejez. En cada uno de esos libros el paso del tiempo va adquiriendo una mayor importancia. En Estampas de la Biblia (1934) y Loores de Nuestra Señora (1934) se aprecia una evolución religiosa.
Pero, ante todo, Juana de Ibarbourou es la voz del amor juvenil y ardoroso, de la mujer que se sabe admirada y deseada por el hombre y que lleva dentro de sí toda la fuerza de esa naturaleza que ama.
 "Besarás mil mujeres, mas ninguna
 te dará esta impresión de arroyo y selva
 que yo te doy".

Nuestra compañera Maribel López nos recita "La pequeña llama"



Wislawa Szymborka

Ganadora del Nobel de Literatura en 1996, fue una poeta, ensayista y traductora polaca. Vivió desde los 8 años en Cracovia y en esa ciudad estudió y vivió.

Escribió más de 15 libros de poesía y prosa. Su primer poema publicado fue Busco la palabra, en marzo de 1945, y su primer libro de poemas apareció en 1952. En prosa escribió comentarios de libros que han sido recogidos en Lecturas no obligatorias, Más lecturas no obligatorias y Siempre lecturas no obligatorias.
Yo misma he evadido el asunto cuando me lo han preguntado. Y contesto lo siguiente: la inspiración no es privilegio exclusivo de los poetas ni de los artistas en general. Hay, hubo, habrá siempre un número de personas en quienes de vez en cuando se despierta la inspiración. A este grupo pertenecen los que escogen su trabajo y lo cumplen con amor e imaginación. Hay médicos así, hay maestros, hay también jardineros y centenares de oficios más. Su trabajo puede ser una aventura sin fin, a condición de que sepan encontrar en él nuevos desafíos cada vez. Sin importar los esfuerzos y fracasos, su inquietud no desfallece. De cada problema resuelto surge un enjambre de nuevas preguntas. La inspiración, cualquier cosa que sea, nace de un perpetuo «no lo sé».

En el siguiente vídeo Aldona Czerwik nos recita en su idioma "Nada sucede dos veces".


No hay comentarios:

Publicar un comentario