jueves, 31 de marzo de 2022

Poesía contra la Guerra: J. Luis Borges y Miguel Hernández

Jorge Luis Borges, (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899 - Ginebra, Suiza, 14 de junio de 1986). Poeta, ensayista y escritor argentino. Estudia en Ginebra e Inglaterra. Vive en España desde 1919 hasta su regreso a Argentina en 1921. Colabora en revistas literarias, francesas y españolas, donde publica ensayos y manifiestos. Durante los años treinta su fama crece en Argentina y publica diversas obras en colaboración con Bioy Casares, de entre las que cabe subrayar Antología de la literatura fantástica. Durante estos años su actividad literaria se amplía con la crítica literaria y la traducción de diferentes autores. Borges utiliza un singular estilo literario, basado en la interpretación de conceptos como los de tiempo, espacio, destino o realidad. La importancia de su obra se ve reconocida con el Premio Miguel de Cervantes en 1979.

Mari Sol Peña Gallego nos recita Los Justos. 


Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

Jorge Luis Borges 

Cerramos esta entrada con un poema de Miguel Hernández, El herido, recitado por Guadalupe Lara.


Por los campos luchados se extienden los heridos.
Y de aquella extensión de cuerpos luchadores
salta un trigal de chorros calientes, extendidos
en roncos surtidores.

La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo.
Y las heridas suenan, igual que caracolas,
cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,
esencia de las olas.

La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.
La bodega del mar, del vino bravo, estalla
allí donde el herido palpitante se anega,
y florece, y se halla.

Herido estoy, miradme: necesito más vidas.
La que contengo es poca para el gran cometido
de sangre que quisiera perder por las heridas.
Decid quién no fue herido.

Mi vida es una herida de juventud dichosa.
¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente
herido por la vida, ni en la vida reposa
herido alegremente!

Si hasta a los hospitales se va con alegría,
se convierten en huertos de heridas entreabiertas,
de adelfos florecidos ante la cirugía.
de ensangrentadas puertas.

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
Miguel Hernández

miércoles, 30 de marzo de 2022

Poesía contra la Guerra: Pedro Salinas

Pedro Salinas Serrano (Madrid, 27 de noviembre de 1891-Boston, 4 de diciembre de 1951). Escritor, filólogo, y profesor, como poeta forma parte de la Generación del 27. 
Matriculado en Derecho, no concluye estos estudios, y dos años después inicia la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid, doctorándose en 1917 con una tesis sobre ilustraciones del «Quijote».
Con 20 años, interesado en la poesía, busca una libertad formal en el ritmo y rima que le haría destacar entre sus contemporáneos, publicando en la revista «Prometeo» sus primeros versos. Publica su primer libro de poemas «Presagios» en 1924, y ya trasladado en Madrid, a finales de los años 20, trabaja en el Centro de Estudios Históricos junto a Ramón Menéndez Pidal. Desde 1933 fue director de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo en Santander. Durante la guerra civil española, es invitado por el Wellesley College (Boston), donde dio clases hasta 1939, para luego pasar a la John Hopkins University de Baltimore. La obra de Pedro Salinas destaca, en general, por ser un intento de defender ls valores ideológicos más altos y desinteresados de la cultura europea anterior a la Segunda Guerra Mundial. Su honda humanidad nos lo presenta preocupado por descubrir en el lado oscuro de las cosas, aquello que las explica y nos ayuda, de paso, a encontrar nuestro propio camino.
Su obra poética está dividida tres etapas: inicial o de poesía pura, de plenitud o amorosa y del exilio: Primera etapa: «Presagios» (1924), «Seguro azar» (1928) y «Fábula y signo» (1931) 
Segunda etapa: «La voz a ti debida» (1933), «Razón de amor» (1936), y «Largo lamento» (1939)
Tercera etapa: «El contemplado (1946)», «Todo más claro y otros poemas» (1949), y «Confianza», título póstumo y sugerido por su amigo Jorge Guillén de sus poemas recogidos durante 1942-1944 y 1955.
Nuestros alumnos Alejandro Guerra Barnes, José Ángel Carrasco Álvarez y Alexandre de Jesús Botello Dos Santos nos recitan Cero.

Cayó ciega. La soltó,
la soltaron, a seis mil
metros de altura, a las cuatro.
¿Hay ojos que le distingan
a la tierra sus primores
desde tan alto?
¿Mundo Feliz? ¿Tramas, vidas,
que se tejen, se destejen,
mariposas, hombre, tigres,
amándose y desamándose?
No. Geometría . Abstractos
colores —sin habitantes,
embuste liso— de atlas.
Cientos de dedos del viento
una tras otra pasaban
las hojas
—márgenes de nubes blancas—
de las tierras de la tierra,
vuelta cuaderno de mapas.
Y a un mapa distante ¿quién
le tiene lástima? Lástima
da una pompa de jabón
irisada, que se quiebra;
o en la arena de la playa
un crujido, un caracol
roto
sin querer, con la pisada. 
Pero esa altura tan alta
que ya no la quieren pájaros,
le ciega al querer su causa
con mil aires trasparentes.
Invisibles se le vuelven
al mundo delgadas gracias:
la azucena y sus estambres,
colibríes y sus alas,
las venas que van y vienen,
en tierno azul dibujadas,
por un pecho de doncella.
¿Quién va a quererlas
si no se las ve de cerca?

Él hizo su obligación:
lo que desde veinte esferas
instrumentos ordenaban,
exactamente: soltarla
al momento justo.

Nada.
Al principio
no vio casi nada. Una
mancha, creciendo despacio,
blanca, más blanca, ya cándida
¿Arrebañados corderos?
¿Vedijas, copos de lana?
Eso sería...
¡Qué peso se le quitaba!
Eso sería: una imagen
que regresa.

Pedro Salinas 

martes, 29 de marzo de 2022

Poesía contra la Guerra: Rafael Alberti y Miguel Hernández

Rafael Alberti Merello (1902-1999) nació y murió en el Puerto de Santa María. Conocido como escritor español, especialmente como poeta, miembro de la generación del 27. Está considerado uno de los mayores literatos de la llamada Edad de Plata de la literatura española. Premio Miguel de Cervantes (1983, España)

Nuestra alumna M Isabel Bocho nos habla de Alberti y nos deja su poema PAZ.



Continuamos con otra poseía de Miguel Hernández, está vez es Antonia Gómez quien nos recita un fragmento de Vientos del pueblo me llevan.

Si me muero, que me muera
Con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
La boca contra la grama,
Tendré apretados los dientes y
Decidida la barba,
Cantando espero a la muerte,
Que hay ruiseñores que cantan
Encima de los fusiles y en
Medio de las batallas.

     Miguel Hernández

lunes, 28 de marzo de 2022

Poesía contra la Guerra: Juan XXIII y Mertxe Manso

 El grupo de 3º BB  de la UVA nos trae una cita de Juan XXIII, "El Papa Bueno."

Juan XXIII (Sotto il Monte, 1881 - Roma, 1963) Pontífice romano, de nombre Angelo Giuseppe Roncalli (1958-1963).
Durante la Primera Guerra Mundial tuvo que incorporarse a filas inmediatamente. Lo aceptó con resignación y alegría, dispuesto a servir a la causa de la paz y de la Iglesia allí donde se encontrase. Fue sargento de sanidad y teniente capellán del hospital militar de Bérgamo, donde pudo contemplar con sus propios ojos el dolor y el sufrimiento que aquella guerra terrible causaba a hombres, mujeres y niños inocentes.
Durante la Segunda Guerra Mundial se mantuvo firme en su puesto de delegado apostólico, realizando innumerables viajes desde Atenas y Estambul, llevando palabras de consuelo a las víctimas de la contienda y procurando que los estragos producidos por ella fuesen mínimos.
Su elección como papa en 1958, tras la muerte de Pío XII, sorprendió a propios y extraños. No sólo eso: desde los primeros días de su pontificado, comenzó a comportarse como nadie esperaba, muy lejos del envaramiento y la solemne actitud que había caracterizado a sus predecesores.
Luego abordó su tarea como si se tratase de un párroco de aldea, sin permitir que sus cualidades humanas quedasen enterradas bajo el rígido protocolo, del que muchos papas habían sido víctimas. Ni siquiera ocultó que era hombre que gozaba de la vida, amante de la buena mesa, de las charlas interminables, de la amistad y de las gentes del pueblo.

Mertxe Manso
es una poeta nacida en Barakaldo en 1978. Jurista y docente de lengua y literatura, así como de español para extranjeros. Con su primer libro "Diario de los cuerpos", obtuvo el I Premio de Poesía “La Manzana Poética”, (Ediciones Litopress, 2004), luego le siguieron las plaquetes "Tabla de mareas" (müsu, 2004), "Reglas de navegación" (2006), el poemario, "Ferronerie", (Diputación de Cáceres, 2009) y “Bicicletas en Invierno” (Ediciones Torremozas, 2018). Su último poemario es "Mirlos Blancos" (Adeshoras, 2021).

Narciso García nos recita No a la Guerra

Nadie sabrá cómo

Ocurrió.

Amanece cubierta la ciudad de

Ladridos de fuego y de metralla.

Alguien pasea olvido y sólo llegan

Gritos.

Urgente es

Encontrar la palabra

Rota.

Romper la línea del cuerpo a cuerpo.

Amanece y sumamos nuevas ausencias.

Mertxe Manso 

domingo, 27 de marzo de 2022

Poesía contra la Guerra: César Vallejo y Giuseppe Ungaretti

César Vallejo, poeta peruano, es una de las grandes figuras de la lírica hispanoamericana del siglo XX. La obra de César Vallejo posee la misma relevancia que la del chileno Pablo Neruda o el mejicano Octavio Paz. Todo en su obra es original y personalísimo, sus versos retienen la impronta de su personalidad torturada y de su exacerbada sensibilidad ante el dolor propio y colectivo, que en sus últimos libros se transmuta en un sentimiento de solidaridad como respuesta a sus profundas inquietudes metafísicas, religiosas y sociales.
En 1918 publicó su primer poemario: Los heraldos negros. Esta obra contiene, además, algún augurio de lo que será una constante en su obra: la solidaridad del poeta con los sufrimientos de los hombres, que se transforma en un grito de rebelión contra la sociedad.

Salva Navarro Silva nos recita "Los heraldos negros".


Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o lo heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!

César Vallejo 

Giuseppe Ungaretti, (Alejandría, 1888 - Milán, 1970). Poeta italiano. Vinculado en sus inicios al hermetismo, su obra, en la que se advierte siempre una tensión existencial y un continuo viaje interior hacia la memoria. Hijo de una familia burguesa emigrada a Egipto por motivos de trabajo, Giuseppe Ungaretti pasó su adolescencia en su ciudad natal, cerca de esos paisajes del desierto que se convertirían en uno de los temas más recurrentes de toda su obra. Se enroló en el ejército para tomar parte en la Primera guerra Mundial. Terminado el conflicto, residió primero en París, donde se casó, y luego en Roma, para trabajar como corresponsal de distintos periódicos.
En su producción poética se pueden distinguir tres etapas, la primera de las cuales está ligada a su experiencia en la guerra. Después de la guerra, la temática de su poesía se volvió más reflexiva y evocadora de la misteriosa y dramática condición del hombre frente a la naturaleza.
Francisco Tena Vázquez nos recita Vigilia.


Una noche entera
acostado al lado
de un compañero
masacrado
con su boca
desdentada
vuelta al plenilunio
con la congestión
de sus manos
penetrando
en mi silencio
escribí
cartas llenas de amor. 
Jamás me he sentido
tan
aferrado a la vida.
Giuseppe Ungaretti

sábado, 26 de marzo de 2022

Poesía contra la Guerra: Gloria Fuertes y Miguel Hernández

 Hoy os traemos dos poetas ya conocidos por todos, Gloria Fuertes y Miguel Hernández.

Nuestro alumno Antonio Pizarro nos recita Vendría la Paz de Gloria Fuertes


«Si todos los políticos
se hicieran pacifistas
vendría la paz.

Que no vuelva a haber otra guerra,
pero si la hubiera,
¡Que todos los soldados
se declaren en huelga!

La libertad no es tener un buen amo,
sino no tener ninguno.
Mi partido es la Paz.
Yo soy su líder.
Orlando Carrasco recita Pintada, no vacía... de Miguel Hernández 

Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruidosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.

viernes, 25 de marzo de 2022

Poesía contra la Guerra: Manuel García

Cerramos esta semana con un poema de nuestro compañero Manuel García Torrado, que además de impartir clase en nuestro Centro, es escritor y poeta. Entre sus libros están "A lomos de una vida" y "La felicidad se llama Carlota"

Manuel nos recita Reivindicando la poesía.

Y te despiertas un día y el mundo es otro:
la calma perdida,
el silencio roto,
la noche atrapa al día y lo inunda todo.
El pasado se olvida 
y el futuro es un toro que de lejos nos mira 
y el miedo acude solo. 
El confort de tu vida se derrite como el plomo 
al oír las noticias que nos llegan a coro de guerra y pesadillas, 
de muerte y deterioro. 
El ayer se hace astillas, 
el presente pierde el contorno,
el mañana no se adivina: 
la vida es otra de pronto.
En lugar de batallas baldías,
que reeditamos a cada poco,
donde la humanidad es vencida por sí misma, 
sin decoro, 
mejor agarrarse a la poesía antes que volverse loco. 
¡Menos guerras, más poesía! 
¡Más poemas, menos odio!
M. García.