y que sólo se puede rescatar aguzando el oído
y escuchando los susurros de las mujeres."
Rosa Montero
Hoy, como todos los 8 de marzo conmemoramos el Día de la Mujer, y os traigo para este día dos propuestas que espero que os gusten.
La primera es un ensayo sobre las mujeres y el medio rural escrito por María Sánchez, Tierra de Mujeres. La segunda es el poema Mujeres de Andrea Valbuena.
María Sánchez es una cordobesa de 34 años, que además de escritora y poeta, es veterinaria rural. Hija y nieta de veterinarios, es la primera mujer en su familia en dedicarse a este oficio que tradicionalmente ha sido de hombres.
En este personalísimo ensayo, la escritora se propone servir de altavoz y dar espacio a todas las mujeres silenciadas en los campos españoles, a todas aquellas que tuvieron que renunciar a una educación y a una independencia para trabajar la tierra con las manos y cuidar de sus familias.
A partir de historias familiares, de reflexiones sobre ciencia y literatura fruto de sus lecturas y de algunos de los conflictos que asolan al medio rural en España (la despoblación y el olvido de los pueblos, la explotación de los recursos naturales, el incumplimiento de políticas ambientales o las condiciones laborales en el campo), Tierra de mujeres viene a llenar un hueco en el debate sobre feminismo y literatura rural.
A esa edad, las mujeres de mi casa eran una especie de fantasmas que vagaban por casa, hacían y deshacían. Eran invisibles. Hermanas de un hijo único, como dijo en una ocasión la escritora portuguesa Agustina Bessa-Luis sobre su infancia. Hermanas de hombres fuertes. Mujeres invisibles a la sombra del hermano. A la sombra y al servicio del hermano, del padre, del marido, de los mismos hijos. Y no puede ser más certero y, a la vez, más doloroso. Porque es ésta la historia de nuestro país y de tantos: mujeres que quedaban a la sombra y sin voz, orbitando alrededor del astro de la casa, que callaban y dejaban hacer; fieles, pacientes, buenas madres, limpiando tumbas, aceras y fachadas, llenándose las manos de cal y legía cada año, sabedoras de remedios, ceremonias y nanas; brujas, maestras, hermanas, hablando bajito entre ellas, convirtiéndose en cobijo y alimento; transformándose con el paso de los años, en una habitación más que no se hace notar, en una arteria inherente a la casa.
Capítulo 1. Una genealogía del campo
El libro lo podéis encontrar en nuestra Biblioteca Digital Librarium.
Andrea Valbuena |
Mujeres
En mi casa somos mayoría.En mi pueblo, en la ciudad,
en el país, en el continentey en el mundo también.Hoy la mayoría es una vozque habla a través del tiempopor todas las que apagó el silencio.Nos componen los nombres olvidadosde las mujeres que debemos rescatar.Aquellas que callarony sólo pudieron claudicar.Las que se atrevieron a sery tuvieron que pagar por ello.Rescatemos a las que se escondierondetrás de otro nombreporque escribir las convertía en prostitutas.- La desnudez libre de la mujer,siempre prohibida. -A las que empujaron hacía delante la medicinay tuvieron que compartir el mérito.A las que sólo reconocieronsu trabajo porque un hombre quiso hacerlo.A las que vieron como otros robaban su investigación.A las que esculpieron con el corazón rotoy su mundo no les creyó.A las que fueron artistas encarceladasporque otros las decidieron musas.A la hermana de la madre de mi abuelaque tuvo la valentía de tener un hijo sola.A mi abuela, que siendo señorita,se ponía los pantalones debajo de la falda.A las que quisieron ser escuchadas,a las que no cedieron, a las que soñarony se cumplieron.A las que hicieron lo que quisieron,se vistieron cómo quisierony se casaron con quién quisieron.A las que acusaron, encerrarony trataron de locas.A las que acusaron, encerrarony quemaron por brujas.A las que alzaron los puños en altopara defender su derechoy a las que sólo pudieron desaparecer.A las que amaron y regalaron su talento.A las que fueron humilladas,maltratadas, insultadas,despreciadas y calladas.A las que se fueron sin saberque el tiempo sabría devolverlesel mérito, el poder y la razón.A las musas que decidieron hacer arte.Ahora nuestras voces se oyen más altoporque en cada unahabita la palabra de otras diez.Por mí y por todas las demás.Grita,grita hasta que todos lo oigan.Grita hasta que la respuestasea sincera y para todos la misma.Mujer,grita,siente tu lugar, tu poder, tu libertad y tu vida.
Este poema lo podéis encontrar en la Biblioteca del Centro, en los poemarios del Aula de Poesía Díez-Canedo.
Esperamos que ambas propuestas os gusten.
FELIZ DÍA!!!
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